Un buen día, sentado en el poyo de la casa de mi abuelo, me dejé llevar del silencio de la
mañana. El silencio ¿cómo definir el silencio? No sé, no soy capaz de
definirlo. Alguien pretencioso -de esos hay muchos- hablan sobre romper el
ruido organizado, navegar en las música algorítmicas, despertar la intuición,
abrir un vórtice musical sónico-cósmico, crear una onda gravitacional,
provocar, evocar, estimular, robustecer y desarrollar diversas emociones y
sentimientos, pero no me definen el silencio. Sin embargo, estando allí bajo la
ausencia de sonidos, en aquella mañana primaveral, nada ni nadie rompió aquella
armonía del tiempo. Luego, escuché a mi
corazón, porque él conoce todas las cosas, porque dónde esté él estará mi
tesoro -bien lo decía Paulo Coelho- y crecí más deprisa de lo que el
devenir marcaba.
Pero no he venido aquí a contar mi historia personal -aún en
pábulo de reflexiones- no, porque aquí he venido a definir un reto, ese que yo
-vanidosamente- he querido afrontar cuando en mi potencial interior apenas
tengo conocimiento científico, sentimiento expresivo y capacidad complaciente
para hacerlo con la dignidad suficiente. Qué sé yo de música, amigo mío. Y sin
embargo, he aceptado la propuesta -sin darme cuenta de que poco puedo aportar-
y así haciéndolo cumplo con esa "inconsciente más que atrevida"
apuesta que me ha hecho Julio Sanz Vázquez, al invitarme a realizar el Prólogo
de un magnífico trabajo, más que ello, de un apasionante proyecto en el que la
búsqueda de la esencia seguirá siempre en el vacío de las potestades; éste que
él, su autor, ha titulado en liviana compostura y valentía: ¿Qué es música?
Cierro los ojos y escucho. Tal vez se oye algo cuando hay
silencio. Yo creo que sí. Me animo a saber cuándo una onda de perturbación,
casi un juego infantil, me hace ver que el cuerpo es un gran hablador. Y lo
digo porque sus palabras en sueños son composiciones al azar -lo dice
expresamente el poeta Rafael Talavera-, son improvisaciones de imágenes raras,
delirante música de cámara. Y en ese parafrasear poético bien me digo yo que
¿tiene sentido decir: oigo? o mejor sería decir ¡escucho¡ desde esa punta del
tiempo para entender que la música tiene sentimiento por sí sola.
Hay aquí, sin duda, un trabajo activo, dinámico, reflexivo
sobre todo, envolvente ante la duda. Debo de saber, me pregunto, que es la
"Cumusic" cuando rehúyo en profundidad casi siempre eso de la Física
cuántica o mejor, esa Física teórica dentro del marco de la teoría de las
cuerdas, sin olvidarnos de que la mecánica cuántica provoca vibraciones. No sé
dónde podría llegar, como persona sin límites; porque Julio Sanz marca un
camino y lo hace convencido, sin saber dónde puede o debe llegar -en eso
podemos parecernos casi todos los seres humanos-; pero no, él sí sabe en qué
momento debe convencer -no al público sino así mismo- y propone este estudio
para llegar a un fin, intrínseco a la misma música como bien dice, aportando
datos extraordinarios, sorprendentes, increíbles, potenciadores de una eterna
reflexión. Nos habla de templos y su comparativa musical, nos eleva a
razonamientos de alquimia y éxtasis hacia el origen del Universo basados en la
música y las vibraciones. Nos aporta datos científicos neuronales que explica
como la música activa el cerebro; nos habla de la levitación sónica y las
especulaciones sobre el tiempo y como incidir con vibraciones en el futuro,
pasado y presente. Un lujo del pensamiento, ahora que apenas pensamos porque
"perderíamos el tiempo" según apremian los vanos postulados de una
contemporaneidad que no razona, sino que se diluye en la banalidad del mundo.
Este compositor, galardonado por la Tribuna internacional de
la Música CIME-UNESCO recoge algunos de sus apuntes para una aproximación
simbólica o intuitiva a la citada CuMusic a través de un viaje de anécdotas,
leyendas, trabajos y experiencias. Este músico en el básico concepto de la
expresión y en la máxima dimensión del contenido, el mismo que nos provocó
admiración en su apartado de creación del Gabinete de Música Electroacústica
-único a nivel nacional-, nos "arrastra" en el pensamiento para
profundizar en la dimensión cuántica y te marca claves porque somos
"vibraciones" necesitadas de su estímulo y a veces hay que llegar,
quitándonos el miedo y la culpabilidad que tanto nos acecha en estos tiempos,
haciéndolo con la nota Do cuando
vibra en 396 hertzios de frecuencia.
No hay duda, a mí me ha alterado la consciencia -tal como
diría Robert Monroe- y me ha llevado a viajes astrales donde he roto
planteamientos filosóficos que tenía atenazados, descubriendo y sintiendo el
por qué de muchas cosas. ¿Tú te puedes creer que podemos crear materia a partir
de la acumulación puntual de vibraciones?, yo he llegado a planteármelo, sí
amigos, he llegado a profesar en mi interior cómo crear independencia para hacer
camino de vida. Este compositor de dilatada experiencia como profesor,
investigador, divulgador y gestor, quiere hacer una profunda reflexión para
abrir nuevos caminos al conocimiento. Y lo hace con sencillez, sin propuestas
para los demás, sino para sí mismo y su gente, esa que aprende de sus dudas y
que con su "Teoría unificada de la música" eleva propuestas y anima
silogismos para una contemporaneidad que no sabe dónde tiene su final.
Yo no he querido más que ayudar en su lectura, procurar
alcanzar un mínimo de comprensión que me permita hilvanar palabras para un
Prólogo atrevido, pero siempre fiel a mi forma de trabajar en contenidos
léxicos, porque es un trabajo y una persona que bien lo merecen. Lo felicito
porque ha hecho un gran trabajo, uno más de los suyos; lo admiro por su
valentía, capacidad y sentimiento; y lo respeto porque sabe lo que quiere en
tiempos donde casi nadie "sabe dónde está". No he hecho más que abrir
páginas a su lectura y lo he hecho con el orgullo de seguir a Pallaksch en esa
"búsqueda del alma" para crecer un poco más en mi formación como
persona:
El
poeta es un celador de enigmas,
que
guarda la llave dentro de muñecas rusas;
y
el músico es un creador de vientos,
que
guarda en su alma, los silencios del sonido.
Miguel Romero
Cronista
Oficial de la ciudad
Correspondiente
de la Real Academia de la Historia y de BBAA de San Telmo.
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